En estos últimos meses la salud mental se ha convertido en un tema estrella que está en boca de todos. Cada día nuestros políticos nos recuerdan la importancia de no dar de lado este asunto de vital importancia y que se destinen a ello cuantos más recursos mejor. Según la OMS, la salud mental es descrita como un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.
Tal y como indica la definición, el ámbito de la salud mental no solo afecta a lo doméstico, por así decirlo, si no que afecta a todos los ámbitos, como es, por supuesto, el profesional. Por ello, las empresas están haciendo esfuerzos para fomentar hábitos que mejoren la salud mental dentro de ellas.
Factores negativos para la salud mental en el trabajo
Está comprobado que un alto porcentaje de personas con trastornos mentales tienen su origen en el entorno laboral. Una encuesta reciente del INSST muestra cuáles son los factores considerados con efecto negativo dentro del entorno del trabajo. De mayor a menor relevancia, estos serían:
- Presiones de tiempo o sobrecarga de trabajo
- Trato difícil con clientes, alumnos, pacientes, etc.
- Inseguridad laboral
- Mala comunicación o cooperación dentro de la organización
- Falta de autonomía o de influencia sobre el ritmo de o los procedimientos de trabajo
- Violencia o amenaza de violencia
- Acoso o intimidación
Entonces, ¿qué podrían hacer las empresas para abordar este asunto tan crucial?
Medidas y recomendaciones en el ámbito profesional
- Garantizar la estabilidad laboral.
- Promover la promoción y proyección interna.
- Fomentar la conciliación.
- Velar por el respeto, igualdad y transparencia.
- Adecuar las instalaciones y los puestos de trabajo a través de una buena ventilación, luz natural y puestos de trabajo, sillas y mesas, cómodas para la postura corporal.
- Definición efectiva de tareas y roles dentro de la organización
- Apostar por la formación y especialización de cada uno de los trabajadores.
- Flexibilidad horaria.
- Implementar o mejorar el salario emocional de los trabajadores a través de beneficios no económicos que ayuden a mejorar su bienestar y calidad de vida.
- Promover un ambiente de trabajo agradable.
- Retención de talento.
- Evitar la sobrecarga de trabajo.
- Mejora de las comunicaciones con niveles superiores dentro de la organización.
- Aumento del grado de autonomía de los empleados.
Cualquiera de estas recomendaciones mejoraría notablemente la confortabilidad y bienestar del trabajador en su centro de trabajo. Y, como ya se ha expresado anteriormente, no solo en el ámbito laboral, si no que se trasladará también a su ámbito personal y así, a toda la sociedad. Según estudios recientes, el 83,3% de los trabajadores cree que las empresas que ofrecen beneficios a sus empleados es porque se preocupan por ellos.
Estos son los retos a los que se enfrentan fundamentalmente los equipos de Recursos Humanos de cada una de las empresas ya que son los que tienen que poner en marcha todas estas medidas. También se les debería atribuir funciones de investigación e identificación. Es decir, si un empleado comienza a presentar niveles bajos de rendimiento y productividad debería detectarse el origen de los mismos e intentar ponerle remedio, en caso de que se tratara de problemas laborales. Se estima que un 63% de los trabajadores no sabría a quién recurrir en caso de tener un problema laboral.
En definitiva, las empresas tienen un papel de vital importancia en esto ya que trabajadores con una buena salud mental favorece a todos y todos salimos ganando; la empresa porque obtendría mejores resultados y se reduciría el absentismo laboral, los trabajadores porque se sentirían mejor y mucho más cómodos en ambientes donde se les tiene en consideración y se valora su trabajo y, en general, la sociedad a la que pertenecemos.
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